sábado, 29 de outubro de 2011

Los verdaderos colores de la Economía Verde



A 20 años de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra o Eco´92) se realizará una nueva conferencia global, en junio 2012, en Río de Janeiro, Brasil. Río+20, como se le llama, ocurrirá en medio de las mayores crisis globales del siglo: devastación ambiental y erosión de la biodiversidad, crisis climática, crisis económica y financiera, crisis alimentaria, crisis de salud.

Aunque Río+20 debería revisar los compromisos asumidos, el estado de los problemas y estrategias reales para resolverlos, los temas en la agenda son economía verde y nuevas formas de gobernanza ambiental global. Si el término “desarrollo sustentable”, era ambiguo y se prestó a abundante manipulación, la sustitución por “economía verde” señala un enfoque aún más estrecho, que privilegia a quienes dominan los mercados.

Lejos de una reunión anodina de Naciones Unidas, Río+20 se anuncia como un escenario de disputa, porque podría ser clave para un reordenamiento discursivo y geopolítico global, consolidando nuevos mercados financieros con la naturaleza y más control oligopólico de los recursos naturales, legitimando nuevas tecnologías de alto riesgo y creando las bases de una nueva estructura de gobernanza ambiental global que facilite el avance de una “economía verde” en clave empresarial.

¿A qué se refiere la economía verde?

Para muchas personas y organizaciones, “economía verde” puede tener um significado positivo, asociado a producción agrícola orgánica, energias renovables, tecnologías limpias. En los movimientos existe una diversidad de propuestas de economías alternativas, socialmente justas, culturalmente apropiadas y ecológicamente sustentables. Sin embargo, la noción de “economía verde” que se está manejando desde los gobiernos va por un camino opuesto. Se trata básicamente de renovar el capitalismo frente a lãs crisis, aumentando las bases de explotación y privatización de la naturaleza.

Ya en la Eco´92 las trasnacionales empleaban maquillaje verde. Intentaban hacer una cortina de humo sobre su responsabilidad en la devastación ambiental, apoyando proyectos de conservación o “educación” ambiental, sellos verdes, etc. Pero sobre todo, afirmando que no había necesidad de cambiar el modelo de producción y consumo, ya que con tecnología para mayor eficiencia energética y otras, se podía llegar a soluciones de "ganar-ganar", donde las empresas seguirían lucrando mientras mejoraban el ambiente con negocios “verdes”.

El planteo de la nueva economía verde sigue este camino, pero es más preocupante, tanto por la expansión de la mercantilización de la naturaleza y los ecosistemas –y el impacto en los pueblos que dependen de ellos­–, como porque las nuevas tecnologías a las que se refieren ahora, explícitamente o no, –como nanotecnología, transgénicos, biologia sintética­, geoingeniería– implican enormes riesgos.

Oficialmente verde

El concepto “economía verde” es ambiguo y no hay consenso tampoco entre los gobiernos. Un antecedente recurrente en las discusiones oficiales hacia Río+20 es la Iniciativa sobre Economía Verde del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Allí se enmarca el “Nuevo acuerdo verde global”, planteado por ese organismo en 2008, del que se hicieron eco Obama y otros mandatarios, como una respuesta de “ganar-ganar” a las crisis. Plantea enfrentar la crisis financiera y climática redirigiendo lãs inversiones al “capital natural”, dando estímulos fiscales a empresas para energías “limpias” (como agrocombustibles), ampliar los mercados de carbono. Brasil, que ya tenía amplias inversiones en esos sectores y muchos recursos naturales para meter a los mercados, propuso que la economía verde fuera tema central de la conferencia Río+20, lo cual fue posteriormente aprobado por Naciones Unidas.

Dentro de la Iniciativa sobre Economía Verde, el PNUMA publicó en 2009 el informe del proyecto TEEB (*La economía de los ecosistemas y la biodiversidad*, por sus siglas en inglés) y en 2011, el extenso reporte “Hacia una economía verde”, dividido en tres secciones: inversiones en capital natural (agricultura, agua, bosques, pesca); inversión en eficiencia energética y uso de recursos (energías renovables, industria manufacturera, basura, construcción, transporte, turismo, ciudades) y transición a la economía verde (financiamiento y condiciones políticas favorables).

Significativamente, tanto el informe sobre economía verde como el TEEB, son coordinados por Pavan Sukhdev, un alto ejecutivo de la banca trasnacional. Reflejan su lógica de poner precio –aunque lo llamen valor– a toda la naturaleza y sus funciones. Sukhdev es ejecutivo del Deutsche Bank y trabajó anteriormente el tema de la valuación económica de la biodiversidad para el Foro Económico de Davos.

El proyecto TEEB surgió en 2007 a partir de una reunión del G8+5. Los cinco gobiernos “agregados” a las potencias globales, eran Brasil, China, India, México y Sudáfrica –todos gobiernos de países megadiversos interesados en comerciar con la biodiversidad de sus países. Con la crisis financiera, La mercantilización de la naturaleza que entraña TEEB, destaca como tabla de salvación frente al naufragio de los mercados especulativos. Sukhdev llama a la biodiversidad un nuevo "mercado multibillonario".

Estos y otros planteos similares sobre economía verde se apoyan en três grandes pilares: a) una mayor mercantilización y privatización de La naturaleza y los ecosistemas, integrando sus funciones como “servicios” a los mercados financieros, b) la promoción de nuevas tecnologías y la vasta expansión del uso de biomasa y c) un marco de políticas que permitan y premien todo eso, es decir lo que los gobiernos y las sociedades deberíamos hacer para que las empresas puedan hacer ganancias con los dos anteriores.

Privatizando el aire


Un componente temprano del paquete propuesto por la economía verde es El pago por servicios ambientales (PSA) o servicios ecosistémicos. Incluyen El pago por servicios ambientales forestales, hidrológicos, paisajísticos y de bioprospección (biopiratería). Conllevan la redefinición de las funciones de la naturaleza y la biodiversidad como “servicios”, para poder mercantilizarlos.[1] Los PSA han significado muchos conflictos entre grupos indígenas, campesinos, dentro y entre comunidades, ya que promueven La competencia por quien llegue primero a comerciar bienes compartidos. Los esquemas de PSA requirieron inventar “dueños” (lugar que ocuparon ONG o grupos dentro de las comunidades) de las funciones ecosistémicas, de los conocimientos sobre biodiversidad, de los cuidados tradicionales del agua, cuencas y bosques, porque siempre han sido bienes comunes y colectivos que no se podían mercantilizar.

En muchos casos, los PSA comenzaron con préstamos del Banco Mundial –deuda pública a pagar por todos– con el objetivo expreso de crear mercados de servicios ambientales. A éstos siguieron mercados secundarios de servicios ambientales, altamente especulativos. Los PSA significaron que una transnacional –que quizá nunca estuvo en el lugar– pueda terminar decidiendo sobre el territorio, el agua o la biodiversidad de comunidades indígenas y campesinas de países del Sur.

Basados en esas experiencias, surgen los programas REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación evitada), cuya aprobación en El Convenio de Cambio Climático en diciembre 2010, abrió de un plumazo todos los bosques del planeta a los mercados financieros especulativos.

La hipótesis de REDD es que para parar la deforestación –factor grave de crisis climática– hay que compensar económicamente a los que deforestan. No evitar la deforestación, sino pagar a los que lo hacen. Por eso se llama deforestación "evitada": primero hay que deforestar, para luego vender El dejar de hacerlo. Otro típico escenario de "ganar-ganar". Quienes más se benefician de estos programas, son los que más bosque y selva hayan destruido. Y que podrán seguir haciéndolo, ya que REDD acepta que dejando un 10 por ciento del área que piensan deforestar, puedan recibir créditos de carbono o pagos por "deforestación evitada".

Al programa original se agregaron compensaciones por "acrecentar los inventarios de carbono" y por "conservación" y "manejo sustentable Del bosque". En el primer caso, se trata de luego de deforestar, plantar monocultivos de árboles, otra fuente de lucro adicional, con fuertes impactos ambientales y sobre las comunidades. Pero lo más perverso de este mecanismo, es lo que llaman "conservación y manejo sustentable", porque apunta directamente a despojar a las comunidades indígenas y forestales de sus derechos y territorios, ofreciéndoles pago por el aire de sus bosques.

Como REDD "se paga", lo que se haga con el bosque y su capacidad de absorción de dióxido de carbono debe ser "verificable", es decir, definido por agentes externos a las comunidades, que deben pagar caro a "expertos", para que les digan qué pueden hacer o no en sus propios bosques y territorios. Las empresas altamente contaminantes y grandes emisores de gases de efecto invernadero compran la capacidad de absorción de carbono de los bosques, para seguir contaminando exactamente igual que antes, pero ahora con la justificación (no probada científicamente, pero muy lucrativa) de que en alguna parte del mundo habrá un bosque que absorberá sus emisiones. A su vez, los bonos de carbono obtenidos entran en un mercado secundario donde la misma empresa puede revenderlos a otros por un precio mayor, recuperar toda su inversión y además ganar dinero extra. El mayor volumen monetario de los mercados de carbono es en especulación secundaria, es decir la venta y re-venta de, literalmente, puro aire.

En general, todos los esquemas de comercio de carbono se dirigen a mercados especulativos, que es un mercado mucho mayor que los mercados primarios. Ahora está también en juego, en el Convenio de Cambio Climático, La inclusión de los suelos y la agricultura –que es base de la alimentación mundial– como un gran sumidero de carbono a meter en la especulación financiera.

Algunas organizaciones creen que estos programas son un reconocimiento a los aportes de comunidades indígenas y campesinas por cuidar el ambiente y frenar el cambio climático, y que por eso está bien que existan. La experiencia demuestra que los impactos sobre las comunidades de estos esquemas de mercantilización de la naturaleza y sus funciones, han sido mucho peores que cualquier pago que reciban algunos. Pero lo más grave, es la aceptación de que los ecosistemas, la naturaleza, la biodiversidad, los saberes, se transformen en mercancías al mejor postor, dejando a La arbitrariedad y afán de lucro de las empresas que decida si se reconoce um aporte esencial para la existencia de todos.

En lugar de un reconocimiento social auténtico del papel fundamental, histórico y presente, de las comunidades indígenas, campesinas y locales en el cuidado de la biodiversidad y la producción de alimentos diversos y sanos para la humanidad, que debería traducirse en el apoyo al ejercicio efectivo de sus derechos integrales –incluyendo derecho a la tierra y territorio, a las culturas y formas diversas de economía y política–, la economía verde privatiza y mercantiliza la naturaleza, sustituyendo los
derechos por transacciones comerciales, y lo que deberían ser políticas públicas, por una competencia de mercado.

Tsunami tecnológico ¿verde?

El otro pilar fundamental de la economía verde se basa en el uso de nuevas tecnologías. La propuesta tecnológica es particularmente importante frente a las crisis, porque revitaliza la industria productiva con fuentes de ganancias extraordinarias y afirma la ilusión de que no es necesario revisar las causas de las crisis: todo se puede resolver con más tecnología.

Las patentes sobre tecnologías –también las necesarias para energias renovables, como eólica y solar– están en su casi totalidad en manos de grandes empresas, que defienden ferozmente sus monopolios y no están dispuestas a discutir la derogación de éstas, en ninguna economía, verde o de otro color. Menos aún si se trata justamente de aumentar sus mercados.

De todas formas, ni siquiera estas energías consideradas amigables con el ambiente son apropiadas en todas partes y mucho menos cuando se aplican como megaproyectos de trasnacionales, abusando de territorios indígenas. Además, implican a menudo el uso de materiales basados en nanotecnología, una industria ampliamente difundida, que pese a cientos de estudios que muestran toxicidad de nanopartículas y nanocompuestos en salud y ambiente, no están reguladas en ninguna parte del mundo, ni se conoce el verdadero costo energético en el ciclo de vida completo de los productos nanotecnológicos, ni la basura tóxica que generan, entre otros factores.

Otra nueva tecnología subyacente a propuestas de la economía verde es la biotecnología, que implica desde más cultivos transgénicos para agrocombustibles y “resistentes al clima”, hasta biología sintética, es decir la construcción en laboratorio de genes, pasos metábolicos o microbios sintéticos enteros, para producir nuevas sustancias industriales. Los usos más inmediatos refieren al procesamiento de celulosa, que antes no era viable por demasiado ineficiente y costosa. Con microbios producto de la biología sintética, es posible procesar cualquier fuente de carbohidratos –como celulosa– para hacer polímeros que se pueden convertir en combustibles, farmacéuticos, plásticos u otras sustancias industriales. De pronto, toda la naturaleza, todo lo que esté vivo o lo haya estado, es visto como “biomasa”, la nueva materia prima universal para procesar con biología sintética. La disputa industrial por acaparar cualquier fuente de biomasa natural o cultivada está en marcha y es una de las mayores amenazas nuevas a la naturaleza y los pueblos.[2]

También propuestas tecnológicas como la geoingeniería, es decir La manipulación deliberada del clima del planeta, convergen en la economia verde con algunas de sus tecnologías, como el uso masivo de biomasa para quemar y fertilizar el suelo como sumidero de carbono (*biochar*), las grandes plantaciones de monocultivos o la fertilización de los mares para absorber carbono.

Frente a los riesgos de estas nuevas tecnologías, el grupo ETC plantea establecer un mecanismo multilateral de evaluación previa ambiental, social, económica y cultural de las tecnologías, con participación real de la sociedad civil y los potenciales afectados, antes de que lleguen a los mercados. Tecnologías extremadamente peligrosas y con alto potencial bélico, como la geoingeniería, deben ser prohibidas.

En lugar de esta “economía verde”, lo que necesitamos es justicia social y ambiental. En todo el mundo los movimientos sociales tienen diversidad de propuestas para ello. Y además de propuestas, contundentes realidades, como que la producción campesina e indígena da de comer a la mayoría del planeta y ya está “enfriando” el planeta.

Silvia Ribeiro es miembro del Grupo ETC





Senado aprova lei que enfraquece Ibama

O Senado aprovou ontem por 49 votos a 7 um projeto de lei que, na prática, tira do Ibama o poder de multar desmatamentos ilegais.

O projeto regulamenta o artigo 23 da Constituição, que define as competências de União, Estados e Municípios na fiscalização de crimes ambientais.

O texto original, do deputado Sarney Filho (PV-MA), visava estabelecer atribuições dos entes federativos para melhorar o combate ao tráfico de animais. Porém, uma emenda de última hora inserida na Câmara alterou o texto, estabelecendo que a autuação só poderia ser feita pelo órgão licenciador. Como o licenciamento para desmatamentos é feito pelos Estados, o Ibama, na prática, ficaria sem poder de autuar.

No ano passado, a então senadora Marina Silva (PV-AC) tentou corrigir a distorção, apresentando três emendas ao projeto. Todas elas foram rejeitadas na Comissão de Constituição e Justiça pela senadora ruralista Kátia Abreu (PSD-TO), relatora na CCJ.

Tanto Marina quanto seus sucessores no Ministério do Meio Ambiente, Carlos Minc e Izabella Teixeira, tentaram barrar a proposta (batizada de PLC no. 1), por entenderem que os Estados e municípios são menos estruturados para fiscalizar e/ou mais sujeitos a pressões políticas do que o Ibama.

A bancada ruralista comemorou a aprovação.

"Vamos tirar essas prerrogativas ditatoriais do Ibama. O Ibama quer parar o Brasil, não vai parar, não!", vociferou Flexa Ribeiro (PSDB-PA).

"Habituou-se no Brasil a achar que os órgãos federais são mais honestos que os estaduais e municipais. Não podemos tratar a Federação desta forma. O Ibama não é a Santa Sé, ele não está acima de qualquer suspeita, não", disse Kátia Abreu.

Rodrigo Rollemberg (PSB-DF), presidente da Comissão de Meio Ambiente do Senado, disse que a proposta é um retrocesso.

"Num momento em que nós estamos fazendo um grande esforço para votar um Código Florestal que reduza desmatamento no nosso país, reduzir as prerrogativas do Ibama me parece um erro grave."

Fonte: Folha.com

Governo define versão preliminar de propostas para a Rio+20

O governo federal apresentou na quarta-feira uma versão preliminar do documento com propostas para a Conferência Rio+20.

Entre as sugestões estão a criação de um programa de proteção socioambiental global, um pacto global para produção e consumo sustentáveis e um protocolo verde internacional para o setor financeiro. O país também quer financiar estudos e pesquisas sobre desenvolvimento sustentável.

O relatório, apresentado durante a terceira reunião da Comissão Nacional Organizadora da conferência, é resultado de uma consulta pública promovida pelo Ministério do Meio Ambiente para coletar subsídios à elaboração do documento que o Brasil submeterá à Organização das Nações Unidas no próximo dia 1º.

FASE DE NEGOCIAÇÕES

Segundo a ministra do Meio Ambiente, Izabella Teixeira, o documento é o primeiro momento do processo. "A partir daí vamos de fato dar início ao processo internacional de negociação. Foi uma orientação da presidenta Dilma que o Brasil assuma uma posição de liderança não só como anfitrião, mas com a construção de um discurso político importante."

De acordo com o embaixador Luiz Humberto Figueiredo, o documento será usado para a elaboração do que as Nações Unidas chama de Projeto Zero, em cima do qual os países vão negociar os documentos finais da conferência.

"O documento que surge desse esforço não é um documento final, mas uma base na qual vamos trabalhar daqui até a Rio+20, e que será enriquecido pelo debate no Brasil e internacionalmente", disse ele.

Fonte: Folha.com











sexta-feira, 14 de outubro de 2011

Só 11,5% dos brasileiros sabem o que é a Rio+20



Só 11,5% dos brasileiros sabem o que é a Rio+20, reunião sobre economia verde a ser realizada em oito meses, que comemorará os 20 anos da Eco-92 e receberá representantes de quase 200 países.

  

Para avaliar o nível de conhecimento e interesse da população sobre o evento, o Instituto Vitae Civilis fez uma pesquisa em parceria com a Market Analysis - empresa filiada à rede internacional Globe scan, que estuda questões ligadas à *Sustentabilidade*.
  
A enquete mostrou que dois em cada três entrevistados não ouviram nada sobre a Rio+20 e 19,3% dizem ter tido pouco contato com o evento. Somente 4,4% afirmam ter ouvido "muito" a respeito e 7,1% ouviram "alguma coisa" — ou seja, apenas 11,5% estão familiarizados com a Rio+20.
Para Fabian Echegaray, diretor da Market Analysis, isso "denota que a comunicação do evento só atinge uma minoria de brasileiros com maior escolaridade e já mobilizados ao redor destes temas".
  
Porém, entre essa minoria o interesse é alto: 73% estão interessados nos temas que serão discutidos. Além disso, 92% deles consideram as*Mudanças Climáticas* como um problema muito grave.
  
A pesquisa foi feita por telefone no fim de agosto com 806 pessoas de 18 a 69 anos, de várias regiões do Brasil. Dos entrevistados, 4% pertence à classe A, 29% à B, 49% à C e 18% às classes D e E. A população mais consciente está no Recife e homens se revelam mais expostos à divulgação do evento que mulheres.
Na opinião de Aron Belinky, coordenador de Processos Internacionais do Instituto Vitae Civilis, a dificuldade é que, por um lado, há um grande ceticismo sobre a ação e a capacidade dos governos e da Organização das Nações Unidas (ONU) e, por outro, os temassão complexos,de difícilassimilação pelo público em geral. "Mas isso poderia ser superado sehouvesse da parte do governo brasileiro uma sinalização mais clara sobre o que acontecerá, um maior empenho em dar visibilidade a um evento histórico", afirma Belinky.
 O fantasma do fracasso da Conferência do Clima de Copenhague (COP-15), que não conseguiu produzir um acordo climático ambicioso, também atrapalha a Rio+20, segundo ele. "O medo de se repetir o que ocorreu na COP-15 é muito grande. Mas essa é uma postura errada: ao agir timidamente na criação de expectativas sobre a Rio+20, o governo brasileiro faz o jogo de quem quer esvaziá-la e perde a oportunidade de valorizar seu papel de liderança inovadora."
O Ministério das Relações Exteriores foi procurado, mas não respondeu.
  
Pelo sucesso. Para Denise Hamú, coordenadora do Programa nas Nações Unidas para o *Meio Ambiente *(PNUMA) e ex-secretária-geral da WWF-Brasil, "a Rio+20 tem de dar certo". Segundo ela, a conferência será um teste de força para o multilateralismo e uma forma de superar Copenhague. Do encontro deve sair uma rota para os países rumo à economia verde.
Para Belinky, a reunião será histórica, independentemente do que ocorrer no processo oficial, da ONU e dos governos. "A Rio+20 já está acontecendo, com milhares de pessoas e centenas de organizações se preparando para dar seu recado." Segundo ele, um dos movimentos que pode gerar grandes repercussões é a Geração Rio+20. Uma de suas ações é um abaixo-assinado global para chamar a atenção da população, dos chefes de Estado e das lideranças globais para a conferência.
  
PARA ENTENDER
 Um dos objetivos da Rio+20 é garantir um compromisso político para o desenvolvimento sustentável, avaliar o progresso alcançado nessas duas décadas e verificar as lacunas. O Brasil defende a fixação de metas globais para o  desenvolvimento sustentável. A ideia é fazer um pacto entre chefes de Estado para estabelecer metas que direcionem a uma economia verde.
Estímulo a uso de *Energia Limpa* deve marcar conferência
  
Os organizadores da Rio+20 pretendem estabelecer metas inéditas para estimular a produção de energia renovável e reduzir pela metade o consumo de outras fontes até 2030. Será apresentada uma lista de propostas para o desenvolvimento sustentável que devem ser adotadas pelos países participantes - sob o modelo das Metas do Milênio.
  
"É hora de criar um plano de ação. Na Eco-92, debatemos os princípios. Agora, vamos agir", disse ao Estado o coordenador executivo da conferência, Brice Lalonde. Ex-ministro do *Meio Ambiente* da França, Lalonde prevê acordos de cooperação técnica e financeira entre governos e investidores para difundir equipamentos de produção de *Energia Limpa*. O objetivo é dobrar a parcela representada por fontes renováveis na matriz energética e acelerar o ritmo de redução do consumo de energia no planeta.
  
Para ele, o incentivo a fontes de *Energia Limpa* deve ser a principal alternativa aos polêmicos debates sobre metas de redução da emissão de gases-estufa. "É mais fácil incentivar um país a produzir energia a partir de fontes renováveis que convencê-lo a reduzir *Emissões*", avaliou.
Lalonde sugere que o Brasil deixe de agir como porta-voz dos países em desenvolvimento e passe a se comportar como líder mundial, em novo patamar. Ele diz que a postura cautelosa da diplomacia brasileira evita que o País imponha sua agenda aos países desenvolvidos.
  
"Países como o Brasil eram porta-vozes dos países pobres, mas agora são alguns dos principais gestores do planeta", afirmou. "O desenvolvimento sustentável é mais importante para o pobre que para o rico. Pode ser caro exigir que os pobres protejam a natureza, mas é mais caro não preservá-la."
  
Para Lalonde, o papel de anfitrião do Brasil pode ser afetado pelos debates da revisão do *Código Florestal*. "É importante para a imagem internacional do Brasil encontrar um jeito de sair desse problema, tendo certeza das consequências desse debate. Se essa revisão for aprovada, os compromissos internacionais do Brasil deixarão de ser atingidos?"
  
Jacqueline Guerreiro
Educadora Ambiental

Mais de 50% dos resíduos sólidos produzidos no País têm destinação correta, mas 4 mil municípios ainda usam lixões

O secretário de Recursos Hídricos e Ambiente Urbano do Ministério do Meio Ambiente, Nabil Bonduki, defendeu ontem (10) o empenho dos municípios de todo o País para que ao Brasil possa cumprir até 2014 a lei que determina o fim dos lixões e adoção dos aterros sanitários.


Segundo ele, 58% dos resíduos sólidos produzidos no País já têm destinação adequada. No entanto, cerca de 4 mil municípios, responsáveis pela produção dos outros 42%, ainda despejam em lixões os materiais descartados pela população.


Apesar do número expressivo, Bonduki espera que nos próximos meses haja uma melhoria significativa do sistema de manejo dos recicláveis. De acordo com ele, 800 municípios estão elaborando projetos com essa finalidade, o que deve elevar para 80% o total de resíduos com destinação adequada.

"Os 20% restante terão que atuar em uma força-tarefa para que possam alcançar bons resultados. Os municípios de pequeno porte devem se mobilizar, elaborar planos de maneira intermunicipal para que possamos atingir a meta", disse ele, após participar da abertura da audiência pública sobre o Plano  Nacional de Resíduos Sólidos, na sede da Federação das Indústrias do Estado de São Paulo (Fiesp).

A audiência, que termina hoje (11), é a terceira que trata do tema e objetiva coletar sugestões para a nova política do setor. Nos dias 13 e 14 de setembro, o assunto foi debatido em Mato Grosso do Sul, com participação de representantes de Goiás, Mato Grosso e do Distrito Federal.

Nos dias 4 e 5 deste mês, houve audiência em Curitiba. Os próximos encontros ocorrerão em Recife, nos próximos dias 13 e 14, e em Belém, nos dias 18 e 19 deste mês. O último debate público será nos dias 30 de novembro e 1º de dezembro, em Brasília. Depois disso, a presidente Dilma Rousseff deverá assinar decreto regulamentando o Plano Nacional de Resíduos Sólidos.

Segundo Bonduki, o estado de São Paulo produz um quarto dos resíduos sólidos do País. Apesar disso, SP é a unidade da Federação que tem maior cobertura de aterros sanitários, devido ao seu poder  conômico. No entanto, assinalou o secretário, ainda falta "cumprir a segunda parte da lição que é a coleta seletiva".

Além da destinação adequada de resíduos sólidos urbanos, outros temas estão sendo discutidos nas audiências públicas. Entre ele, as políticas de inclusão dos catadores de materiais recicláveis, os resíduos de serviços de saúde, portos, aeroportos e terminais rodoviários, os resíduos industriais, os resíduos de mineração, os resíduos agrossilvopastoris e os resíduos da construção civil.

Fonte: Agência Brasil

sábado, 8 de outubro de 2011

2 anos de Programa A Voz do Rio Grande!

Neste mês, o programa A Voz do Rio Grande completa 2 anos no Ar e não poderíamos deixar de agradecer à idealizadora do projeto de educomunicação, Isabel Villela; nossa coordenadora da Câmara Técnica de Educação Ambiental, Berê Brazil e a Rádio Barreiras, pelo espaço e apoio cedido, lugar onde temos liberdade para discutir os assuntos ambientais de interesses da nossa região.
E claro, nosso agradecimento especial aos ouvintes do programa na região da Bacia Hidrográfica do Rio Grande!
Breve teremos novidades!

sexta-feira, 7 de outubro de 2011

Convocatória VII Reunião Ordinária do Comitê da Bacia Hidrográfica do Rio Grande


Desmatamento aumentou 127% em áreas de proteção nos últimos dez anos

A criação de Unidades de Conservação e a demarcação de terras indígenas não têm sido suficientes para conter o desmatamento na área da Amazônia Legal, que abrange seis estados e parte de Mato Grosso, Tocantins e Maranhão. Números do Projeto Prodes, que monitora a Floresta Amazônica brasileira por satélites do Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (Inpe), mostram que, a despeito do avanço nas áreas protegidas, o desflorestamento segue em curso. Em 132 Unidades de Conservação observadas por satélite, o desmatamento avançou de 5.036 para 11.463 quilômetros quadrados entre 2000 e 2010 - um aumento de 127,6%.

Ou seja, em dez anos foram desmatados 6.427 km², mais do que toda a área devastada até 2000. Apenas nos últimos três anos, 964 km² de mata foram abaixo nessas unidades.
No Pará, a Floresta Nacional do Jamanxim já perdeu 9,8% de sua área. Entre as Unidades de Conservação, é a que possui maior extensão desmatada, de 1.269 km². A Floresta Nacional do Bom Futuro, em Rondônia, perdeu 27% de seus 2.783 km².

Até mesmo áreas de proteção integral, que deveriam ser intocáveis, não escapam ao desmatamento. É o caso da Reserva Biológica do Gurupi, no Maranhão, que já perdeu 27,7% de seus 2.733,8 km².
Na maioria das vezes, as árvores são cortadas aos poucos, em pequenas clareiras que vão tornando a floresta mais rala. O estrago feito só é detectado pelos satélites do Inpe quando alcançam proporções maiores. No ano passado, a Reserva do Gurupi perdeu 11,9 km².

Chama atenção a situação do Pará. Das dez Unidades de Conservação mais desmatadas, sete estão no estado. Na Reserva Extrativista Tapajós-Arapiuns, nos municípios de Santarém e Aveiro, 7,5% da área de floresta já não existem mais. Declarada de utilidade pública em 1998, ela deveria abrigar apenas projetos de exploração sustentáveis, garantindo a conservação dos recursos naturais. Antes de ser criada, até 1997, apenas 5% da área haviam sido devastadas.


O problema do desmatamento no Pará assume proporções alarmantes. Um estudo divulgado pelo Instituto do Homem e Meio Ambiente da Amazônia (Imazon) esta semana mostrou que, entre agosto de 2009 e julho de 2010, a exploração de 65% da madeira no estado aconteceu de forma ilegal. Segundo o Imazon, a exploração de 65% das florestas nesse período não tinha autorização. Embora 84% da exploração ilegal tenham ocorrido em terras privadas, outros 13% aconteceram em assentamentos de reforma agrária e 3%, em áreas protegidas.

Na Amazônia Legal, também os projetos sustentáveis não são seguidos à risca. Não escapa nem mesmo a Reserva Extrativista Chico Mendes, considerada símbolo da luta pela preservação do meio ambiente no Brasil. Na reserva, no Acre, até 2000 havia sido devastada uma área de 250,6 km², o equivalente a 2% do total. No ano passado, o desmatamento alcançou 437,5 km² - 4,5% do total da área, que tem 9.624,5 km². O aumento da área sem floresta foi de 74,8%.

Segundo Mauro Pires, diretor de Políticas de Combate ao Desmatamento do Ministério do Meio Ambiente, apenas de 2004 para cá foram criados 25 milhões de hectares de Unidades de Conservação federais (250 mil km²) e demarcados dez milhões de hectares de terras indígenas (100 mil km2) justamente com o objetivo de preservar as áreas de floresta.

Pires argumenta que, em muitas áreas, o processo de desmatamento em curso foi contido pela transformação das terras em área pública, citando como exemplo a Floresta Jamanxim, a Estação Ecológica Terra do Meio (Pará) e a Reserva Biológica Nascentes da Serra do Cachimbo, esta última com 16,2% da área desflorestada.

Pires admite, porém, que o modelo serve principalmente para desestimular a grilagem de terras, mecanismo pelo qual é criado um título falso de propriedade. Esse documento é repassado de mão em mão, até que um determinado cidadão ocupa a terra e vai à Justiça para garantir a permanência, alegando que comprou a área.
- A criação de Unidades de Conservação intimida a ação dos grileiros, mas não quer dizer que isso seja suficiente -- explica o diretor.


Segundo Pires, as áreas indígenas são consideradas, na política de preservação adotada pelo governo, barreiras naturais para enfrentar o desmatamento. Também neste caso, porém, os números do Prodes indicam problemas. No Mato Grosso, foram demarcados 1.663,3 km² de área indígena denominada Maraiwatsede para o povo Xavante, que havia sido retirado da área na década de 1970. Mas as terras seguem ocupadas por posseiros há 40 anos.


Na lista de áreas que sofrem com queimadas no Mato Grosso, a Maraiwatsede se destaca, o que indica que a preservação continua longe de ser uma realidade.

A Terra Indígena do Rio Guamá, no Pará, já teve 31,7% da área desmatada, num total de 893,3 km² de mata destruída. Recentemente, os índios denunciaram toda sorte de problemas, que vão do desmatamento à produção de maconha por invasores da floresta. Por enquanto, a única ação foi um compromisso do Incra de reassentar 40 famílias que moram na aldeia mais problemática, a Marajupema, transformada em rota de tráfico.

A terceira terra indígena com maior área desmatada é a Alto Rio Negro, no Amazonas, que acumula 857,7 km² de devastação. Por percentual desmatado sobre o total da reserva, o maior ataque ocorre na terra indígena Awá, no Maranhão, onde 32,7% dos 1.140,2 km² de área já foram desmatados.
No total, 13.885,3 km² de terras indígenas estão desflorestados, num total de 379 áreas demarcadas pela Funai e monitoradas pelo Prodes.

O Brasil tem hoje 1.097.301,5 km² de terras indígenas demarcadas. Mas a situação não mudou. Até 1997, 7.575,9 km² de terras indígenas tinham sido devastados. Ou seja, de lá para cá, a extensão de floresta derrubada em áreas destinadas aos índios aumentou 83%.
- Onde tem terra indígena há uma barreira, mas não quer dizer que seja um santuário - reconhece Pires.


Fonte: O Globo

sábado, 1 de outubro de 2011

MMA anuncia resultados de PPA na bacia do São Francisco


O Ministério do Meio Ambiente escolheu uma das cidades históricas mais significativas do País para anunciar investimentos feitos nos últimos oito anos na bacia do São Francisco. É que, em Penedo, pequeno município alagoano, situa-se a foz do rio, batizado pelos portugueses com o nome do santo que hoje é padroeiro da ecologia, por ter sido descoberto por eles em 4 de outubro. 

A festa na cidadezinha de belos casarios e construções tombadas vai se repetir em outros municípios ao longo do rio, em Alagoas, Sergipe e Minas Gerais, e o principal foco será a prestação de contas da aplicação de recursos provenientes de dois planos plurianuais (PPA) do Governo Federal. 

Aproveitando a data em que se comemora o Dia de São Francisco, o Ministério do Meio Ambiente, em parceria com os ministérios da Integração e da Cultura, realizam o evento “São Francisco Vive”, para chamar atenção da população sobre a necessidade de participar do processo de revitalização da bacia hidrográfica. 

As ações de revitalização vão desde saneamento básico à recuperação de áreas devastadas e escavações de paleontologia. A bacia do São Francisco é habitada por cerca de 18 milhões de habitantes e abrange seis estados – AL, SE, PE, BA, MG, GO – e o Distrito Federal, em 505 municípios.  São 32 sub-bacias, 168 afluentes em 2863 km de extensão. 

Desde a consolidação do Programa de Revitalização de Bacias Hidrográficas, em 2004, o Governo Federal executa e apoia projetos voltados para a recuperação e conservação da Bacia Hidrográfica do rio São Francisco. Os resultados serão divulgados em eventos simultâneos nas  cidades de Penedo, Piaçabuçu (AL), Propriá,  Amparo do São Francisco (SE) e São Roqeu de Minas. 

A programação terá a participação do MMA, Ministério da Integração Nacional, Codevasf, Ministério da Cultura, IPHAN/Funarte, Ministério das Cidades, Ministério da Saúde, Funasa, Funai, Ibama, ANA, UFAL, CBHSF, Governo dos Estados de Alagoas e Sergipe, Prefeituras Municipais de Penedo-AL, Porto Real do Colégio-AL, Igreja Nova-AL, Piaçabuçu-AL, Propriá-SE, Amparo do São Francisco-SE e São Roque de Minas-MG